Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta ópera

del Campo, Estanislao

92 pages - In Spanish
Annotated Edition

ISBN: 987-1136-24-2
Library of Congress Control Number: 0

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En el Fausto de Estanislao del Campo, pieza rigurosamente gauchesca, el vocabulario, la sencillez del desarrollo, la naturaleza de las metáforas no pueden ser de un tono criollo más desenfadado y zumbón, ni más cargado de sabor campesino.

Discípulo de Hilario Ascasubi, don Estanislao había elegido con frecuencia la payada para la sátira política ,y la usaba con mucha habilidad como una vuelta de tuerca para aguzar la burla.

Cuenta la crónica que Del Campo, durante la representación del Fausto de Gounod en el viejo teatro Colón de Buenos Aires, le improvisó a Ricardo Gutiérrez –médico, poeta, amigo y casi pariente político– breves apostillas gauchas sobre lo que estaban escuchando.
A instancias del divertido Gutiérrez Del Campo decidió a poner sus gauchi-poéticas acotaciones por escrito; y en poco más de un mes el poema se convertía en éxito de venta.

La gracia de la obra reside en que el gaucho es un campesino, y a través de su mirada las acciones de la ópera adquieren la validez gráfica del mundo pastoril, trastocando de manera hilarante el drama medieval.
En medio de una charla intrascendente, y en cuanto Laguna nombra al Diablo, Anastasio aprovecha para contar cómo lo ha visto en persona.

Y aquí comienza, exactamente, el corrosivo humor a disolver el tema exótico y culto: a partir de la observación de que la gente está en el teatro “como hacienda amontonada” podemos imaginar la escena en el palco del Teatro Colón y a Del Campo desternillando de risa con las observaciones de Anastasio, el Pollo (su propio seudónimo gauchipolítico) a su amigo Ricardo Gutiérrez (quien bien puede ser el “paisano del Bragao –de apelativo Laguna” ya que en el poema se dan mutuamente el tratamiento de cuñaos y Gutiérrez era cuñado de Cupertino del Campo, hermano de Estanislao). Nos gusta imaginar también que terminada la función haya sido Gutiérrez quien convidó la cena, por lo cual la última décima del poema adquire un sentido de retribución hermética, gentileza destinada a provocar una sonrisa en el impulsor del éxito literario.

Leer hoy el Fausto resulta tan divertido como lo fue hace casi ciento cuarenta años, lo cual ya sería motivo suficiente para ello, sin necesidad de tomar en cuenta que junto con el Santos Vega de Hilario Ascasubi y el Martín Fierro de José Hernández, esta obra integra el tríptico de la poesía gauchesca por antonomasia.
(1834 – 1880)

Estanislao del Campo representa el mejor ejemplo del concepto de que la consagración del género gauchesco puede atribuirse a la adopción que del gaucho y su habla hicieron autores cultos de las ciudades.
Más allá de una intención que pudo ser atrapar al público gaucho, o diferenciarse de la literatura de origen europeo y afianzar una autonomía cultural, lo cierto es que las obras de Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi, Estanislao del Campo y José Hernández conforman la base de un geenero netamente diferencial.

Del Campo escribió muchas composiciones en diferentes estilos, sin embargo es en lo gauchesco donde descuella. Su humor festivo refleja de manera fácil y amena la fresca filosofía campera.

Nacido en la capital el 7 de febrero de 1834, era hijo de padre porteño, don Estanislao del Campo, y madre tucumana, doña Gregoria Luna.
Educado en la Academia Porteña Federal, su primer empleo fue como dependiente de tienda según era costumbre entre los jóvenes de buena familia de esos tiempos. En 1852, en medio de las luchas civiles posteriores a la caída de Rosas tomó parte en la defensa de la ciudad cuando fue sitiada por el general Lagos, para luego prestar servicio en la aduana. Fue secretario de la cámara de diputados –como partidario de Alsina en1857– e intervino con entusiasmo en las batallas de Cepeda y Pavón para llegar a capitán en 1861 y ascender a teniente coronel en 1874. Luego de una corta actuación como diputado nacional fue nombrado oficial mayor del Ministerio de Gobierno de la Provincia. Durante su desempeño en todos estos cargos no abandonó la poesía que era sin duda su vocación.

Fue alrededor de 1857 cuando inició su carrera literaria, con versos gauchescos publicados bajo el seudónimo de Anastasio el Pollo. El público al principio pensó que se trataba de un nuevo seudónimo de Hilario Ascasubi, ya muy conocido en esa época y que firmaba Aniceto el Gallo, pero al aclararse la verdadera identidad del Campo se volvió rápidamente famoso.
«Al bajar a la arena de la literatura gauchesca no llevo otra mira que la de sembrar en el árido desierto de mi inteligencia la semilla que he recogido de sus hermosos trabajos -le decía a Ascasubi en una carta-, por ver si consigo colocar aunque sea una flor en el altar de la patria.»

Fausto su obra maestra, apareció en 1866.