Red October in Asturias

Díaz-Fernández, José

166 pages - in English
Foreword & Notes
Adolfo Campoy-Cubillo
Paul Southern
ISBN: 978-1-949938-09-8
Library of Congress Control Number: 2021947527

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The 1934 miners strike in Asturias (Spain), also known as the October Revolution, can be interpreted as a general rehearsal for the Spanish Civil War. The progressive radicalization of the unions and the hesitance of the Spanish Socialist Party to embrace their demands displayed the numerous fractures dividing the Spanish left. The Spanish II Republic was increasingly at risk of losing the support of the working class. Simultaneously, the military and the Spanish right had become emboldened by what they saw as an opportunity to control the labor movement and rein in the left. José Díaz Fernández “Red October in Asturias” is a nuanced chronicle of the events: a call to arms as much as a call to reflect. Published under the alias José Canel, Díaz Fernández account portrays in the many faces of the Asturian revolution the tragic escalation of violence orchestrated among others by the colonial troops led by General Franco. This annotated translation makes available to English readers one of the most celebrated accounts of the October Revolution. Carefully translated to retain the sound of the miners voices masterfully captured by Díaz Fernandez, the translation provides detailed footnotes to guide the reader through the intricacies of 1934 Spanish politics.
José Díaz-Fernández
(1898-1941)
Periodista y novelista nacido en Aldea del Obispo, provincia de Salamanca, donde su padre trabajaba de carabinero.
Trasladado a Oviedo para estudiar Derecho, entró en la redacción del diario El Noroeste , donde alcanzó popularidad como cronista.
Llamado a filas en 1921 se incorpora al Regimiento de Infantería de Tarragona.
Poco después su batallón será destinado a Marruecos, en pleno conflicto colonial.
Allí, con otros dieciséis soldados, un cabo y un sargento, pasa obligatoriamente a ocupar blocaos de la zona de Tetuán y Beni Arós. En estas conflictivas líneas del frente permanecerá hasta su licenciamiento definitivo, en agosto de 1922.
Una crónica de esta guerra le significa en 1922 el primer premio en el concurso del periódico La Libertad de Madrid.
De regreso a la redacción de El Noroeste, al poco tiempo el diario madrileño El Sol le ofrece el cargo de corresponsal literario.
En 1923 publica en la colección La novela asturiana El ídolo roto .
En 1925, el diario El Sol le ofrece un puesto en la redacción de Madrid. De este modo, Díaz-Fernández se integra en la vida cultural y política madrileña, a la vez que su amigo Fernando Vela lo introduce en el círculo restringido de la Revista de Occidente .
Su prestigio literario se acrecienta en 1928 con el premio de El Imparcial a su relato de guerra El blocao. Novela de la guerra marroquí, publicada en una de las editoriales, Historia Nueva , y en su colección La novela social .
Desde el momento de su aparición El blocao logra un éxito casi sin precedentes.
Se traduce al francés, al alemán y al inglés probablemente ayudado por el auge del tema pacifista en una Europa cansada de la guerra imperialista.
Sus trabajos literarios y periodísticos se alternaron con la lucha política por la libertad.
Colaboró con Acción Republicana, donde fue un militante activo en la lucha contra la monarquía.
Decidido partidario del compromiso político de los intelectuales, tomó parte en las luchas estudiantiles y en las sucesivas conjuras contra la dictadura de Primo de Rivera, por lo que fue encarcelado tras el fracasado levantamiento de la noche de San Juan, en 1926.
Colaboró muy activamente en la revista de la vanguardia política y literaria Post-guerra (1927-1928), que representa en su época la tentativa de la intelectualidad española para superar la división entre las vanguardias política y literaria.
En 1927, con Joaquín Arderius, José Antonio Balbontín, Giménez Siles, Juan de Andrade, Graco Marsá y el peruano César Falcón, funda con gran éxito Ediciones Oriente, una de las primeras editoriales españolas que tiene como programa la traducción de obras avanzadas de la literatura europea.
Encarcelado por tres meses en la Modelo de Madrid, y desterrado en Lisboa de febrero a setiembre de 1929, mantuvo su colaboración en el diario El Sol mientras escribe La venus mecánica.
De estilo metafórico y el fragmentario, propio de los vanguardistas, la novela incluye una clara intención de crítica social.
Derrocada la dictadura de Primo de Rivera en 1930, comienza a dirigir, junto con Antonio Espina y Adolfo Salazar, y más tarde Joaquín Arderius, la revista Nueva España .
Surgida en un momento histórico clave, la revista aspira a ser el órgano de enlace de la generación de 1930 y el sector más avanzado de todo el ala ideológica de las izquierdas , así como de mantener una línea de periodismo polémico comprometido con el pueblo.
Primro quincenal y luego semanario colabroraron en ella Salas Viu, Miguel Angel Asturias, María Zambrano, Azorín, Mauricio Bacarisse, Corpus Barga , Juan Gil Albert , Benjamín Jarnés , Ramón J. Sender , Fermín Galán y César Vallejo .
En 1930 aparece El nuevo romanticismo. Polémica de arte, política y literatura , ensayo que llama explícitamente a la politización del escritor español y que habría de marcar el rumbo de la novela social durante la Segunda República.
Al caer El Sol en manos monárquicas, Díaz-Fernández junto con muchos otros redactores y colaboradores, abandona el periódico y pasa a las redacciones de Crisol y Luz , recién fundados.
Tomó parte en el levantamiento republicano de los capitanes Galán y García Hernández y, en colaboración con Joaquín Arderius, publicó Vida de Fermín Galán, biografía del héroe del pronunciamiento de Jaca contra la monarquía.
Diputado por Asturias en las elecciones de 1931 por el partido radical-socialista, entra a formar parte del cuerpo legislativo de la República y ocupa el cargo de secretario político del ministro de Instrucción Pública, Francisco Barnés.
Durante el llamado bienio negro, colabora en El Liberal .
En 1935, bajo el seudónimo de José Canel, publica Octubre rojo en Asturias, en donde narra la insurrección proletaria asturiana de 1934.
Con el partido de Azaña, Izquierda Republicana, vuelve a ser elegido en 1936, diputado por Murcia.
Durante la guerra es nombrado jefe de Prensa en Barcelona y jefe de ediciones de la Subsecretaría de Propaganda del Ministerio de Estado.
El 26 de enero de 1939 pasa a Francia con su mujer y su hija.
Internado en un campo de concentración, se instala a su salida en la ciudad de Toulouse, en espera de un pasaje que le lleve a Cuba. Pero allí, en el exilio, le sorprende la muerte el 18 de febrero de 1941.